miércoles, 28 de septiembre de 2011

Somos lo Mejor que Tenemos

No os congratuléis demasiado, pero tampoco os castiguéis.

El ser humano no tiene término medio, cuando alguien me dice que las cosas son siempre o negras o blancas, siempre les contesto que a veces, pueden y deben ser de un gris maravilloso. Día a día nos enfrentamos a situaciones que requieren de una serie de acciones necesarias para superarlas, y no nos damos cuenta. Si pudiera andar a vuestro lado todas las horas del día, os diría “¡bien, bien, así!” al veros subir las 8 bolsas de la compra a la vez hasta el segundo piso sin pasar por el ascensor. Me gustaría daros una palmada en la espalda cada vez que cumplís con vuestra agotadora jornada laboral. Desearía levantar el pulgar a esas madres que después de trabajar 7 horas, son capaces de tener preparada la cena antes de ir a buscar a los niños al entrenamiento. Pero no puedo, así que os debéis una enhorabuena, no infravaloréis vuestros pequeños triunfos.

No quiero decir que hagáis una fiesta cada vez que sois capaces de vencer a la pereza y completáis un gran entrenamiento, pero sí que quiero que salgáis por la puerta con una sonrisa de orgullo y satisfacción y penséis “lo he vuelto a hacer, un entrenamiento más, bien”. Cuando mis clientes terminan un entrenamiento, les doy la mano y les doy la enhorabuena, porque se lo merecen. Soy un entrenador duro, soy capaz de averiguar dónde está el umbral de la capacidad de cada persona, y os aseguro que llego hasta el, y junto a mí, ellos. Y se dan cuenta, por eso se merecen que alguien les diga lo que acaban de lograr.

¿Cuántas veces hemos tenido un jefe que sólo nos hablaba para recriminarnos nuestros fallos? ¿Cuántas novias o novios hemos tenido que sólo eran capaces de recordar la última vez que fregasteis los platos pero eran incapaces de recordar que la noche anterior habíais cenado en el restaurante favorito del otro? El ser humano suele tener devoción por prestar atención a las cosas malas, la misma que tienen por obviar lo bueno.

Pues bien, por suerte, nosotros somos lo mejor que tenemos, y nadie debería querernos nunca tanto como a nosotros mismos. Aquí tenéis una serie de ejemplos de autopiropos:

Tengo una gran fuerza de voluntad porque soy capaz de ir a entrenar 4 veces a la semana después de haber trabajado 7 horas.

Soy generoso porque cuando llego a casa ayudo a mi mujer a preparar la cena.

Soy inteligente porque soy capaz de llegar a fin de mes a pesar de que mi sueldo no sube y los precios no bajan.

Soy fuerte porque tengo el doble de problemas que los demás, pero hago que me afecten la mitad.

Soy seguro porque no temo lo que está por venir, porque sabré cómo solucionarlo.

No estaría nada mal que por lo menos, una vez al día os dijerais algo bonito, miraos al espejo y decidlo bien alto y claro. Que no os dé vergüenza, no hay nadie más.

Ya sabéis, si la próxima vez que dejéis pasar a una señora en la cola del súper, no os dan las gracias, pensad “soy tan buena persona que no necesito su agradecimiento, soy la leche.”


Video posando a 5 semanas de mi primera competición de 2011

Joan Gallardo. Fuerza, motivación e inconformismo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Esfuerzo y Sinceridad

Imaginad que siempre habéis soñado con ser escaladores, con tener la capacidad de subir empinadas laderas congeladas para llegar a cimas donde contadas personas han sido capaces de disfrutar de las vistas divinas que otorgan como premio. No sabéis con certeza si algún día seréis capaces, pero tenéis ese sueño como meta. Pasáis años reuniendo conocimientos, fuerza, valor, motivación, material de alpinismo, ropaje de abrigo, entrenáis, empezáis a subir la montaña más grande de vuestro pueblo, de la comarca, de la comunidad… Hasta que un día os decidís, “me voy al Everest, estoy preparado”.

Al llegar a pie de la montaña, levantáis la mirada, y no sabéis distinguir el pico del horizonte, sabéis que va a ser complicado, muy complicado, pero estáis decididos. Vuestra meta es llegar arriba, como sea. Pues bien, justo al dar el primer paso, aterriza a escasos metros un súper-helicóptero y el piloto os propone llevaros hasta la cima.

El fin sería el mismo. ¿O no?

Jamás tengáis prisa por lograr vuestros objetivos, disfrutad del proceso como el alpinista disfruta de la escalada. Sentiros orgullosos de cada paso hacia delante que deis y no os castiguéis demasiado por cada paso atrás que toméis, siempre que sea para poder dar dos hacia delante. Suelo ver como mis clientes se impacientan por llegar a su condición física ideal, me lo tomo como un halago, es como un hombre que se impacienta por saber cuándo llegará a ser millonario, porque SABE que llegará a serlo, de la misma forma que mis clientes SABEN que llegarán hasta donde se propongan. Disfrutad del camino de vuestros proyectos importantes, sólo así sabréis valorar sinceramente la magnitud de vuestro esfuerzo.

Esfuerzo, ¿os planteáis alguna vez las ocasiones en las que realmente os habéis esforzado? Por suerte, las mejores cosas de la vida se consiguen a base de un gran esfuerzo. Recordad ese examen que suspendisteis, ¿estudiasteis lo  suficiente? Recordad esa relación que no funcionó, ¿realmente lo disteis todo? Recordad esa vez que intentasteis poneros en forma, ¿fuisteis lo suficientemente constantes y disciplinados? Sed sinceros y hallaréis la respuesta. No hay metas imposibles, sólo esfuerzos vagos.

Baltasar Gracián, uno de los escritores españoles más ignorados decía que “Una habilidad mediana, con esfuerzo, llega más lejos en cualquier arte que un talento sin él.”

Así que, por una vez, dad a vuestras vidas el regalo del sincero esfuerzo, conseguiréis cosas que jamás podríais llegar a imaginar.


El esfuerzo supera a la capacidad

martes, 20 de septiembre de 2011

Sed Justos.

De todos los atributos y rasgos que puede poseer el ser humano, el sentido de la justicia es, en mi opinión, el más importante, el más global, el camino a seguir en la vida, Justicia.

Pocas sensaciones nos entristecen más que un acto injusto hacia nuestra persona. Creo que todos recordamos ese momento, donde entre lágrimas nos lamentábamos de algo injusto balbuceando un quebrado “no es justo, no es justo”. La amargura que nos provoca una injusticia es algo que no tiene comparación, es la mezcla de la impotencia y la angustia sazonada con ácida amargura.

Os voy a contar un cuento…

Un día, un niño entra en la oficina de su padre, donde la secretaria le recibe. El chico, debe pedir permiso para entrar a ver a su padre. La secretaria, a través del interfono, le dice al padre que su hijo espera, por el altavoz se escucha un hastiado “Bueno, que pase, rápido.”

El chico entra con cara triste, antes de que pueda coge asiento, el padre, sin levantarse de su silla, le dice:

-¿Qué pasa? ¿No la habrás liado en el cole no?
-No papá, es el abuelo.
-¿Qué demonios le pasa ahora? No creo que sea grave, si no me habrían llamado del asilo.
-No le ha pasado nada, simplemente me ha dicho que tiene frío ahí, pide por favor que le compremos una estufa.
-¿Una estufa? He estado en el asilo y hace buena temperatura,             que no se queje tanto, que me estoy partiendo el lomo para que esté en esa residencia que me cobra un dineral cada mes.
-Papá, acabo de estar con él, y hace frío, además, el abuelo es mayor y casi no puede moverse, es normal que tenga frío.
-¡Ni hablar! Que se la compren los del asilo que para eso les pago. Cómprasela tú de tu paga si tanto te importa.

El niño sin decir ni una palabra más, sale del despacho con los ojos empapados, pero con los dientes apretados.

Al llegar a casa, el padre observa al chico sentado en una alfombra con una manta en una mano y unas grandes tijeras en la otra, ya ha cortado un gran pedazo. El padre le dice:

-¡Pero qué demonios estás haciendo!
-Se llama anticipación.
-¿Anticipación? ¿Qué estás diciendo?
-Sí papá, me estoy anticipando al futuro, estoy cortando media manta para el abuelo, necesito la otra media.
-¿Para ti?
-No papá, la otra media manta es para ti cuando te hagas mayor.

La justicia debería ser el combustible que moviera el motor del mundo, no sólo en las grandes cosas como los gobiernos, mercado bursátil, energía o en las guerras. Todos podemos empezar a ser justos en nuestras acciones en nuestro día a día, en cómo tratamos a lo demás y en cómo nos tratamos a nosotros mismos.

El gran Víctor Hugo siempre decía que es fácil ser bueno, que lo complicado es ser JUSTO.

Joan Gallardo. Fuerza, motivación e inconformismo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Habéis tenido nunca la sensación de levantaros temprano y notar como la energía os sale por las orejas? ¿Esos días que seríais capaces de levantar un camión grúa con la mirada? Seguro que sí. Son los días extra, esos momentos de motivación inesperada, de positivismo insultante, donde todo parece bonito, donde los atascos no molestan porque coinciden con esa canción que tanto os gusta que acaban de poner en la radio, donde si hace Sol es fantástico y si llueve también porque le veis el encanto bucólico a los días mojados.


A 7 semanas de la
primera competición.

Casi todos mis días son así, no diré que siempre porque odio la mentira. No importa la frecuencia actual de vuestros días extra, lo importante es que podéis aumentar ese ratio, que lo raro sea que tengáis días malos. Demasiada gente se mueve por el mundo sin ganas, huid de ese grupo. Hoy puede ser un gran día, y mañana, puede ser mejor que hoy.

Me encanta levantarme temprano de la cama antes de que el despertador suene dos veces, dar un salto, una palmada bien fuerte y decir en voz alta “¡VAMOS! Hoy va a ser un gran día”. Sí, a veces me dan pequeños ataques de locura motivacional.

Debéis encontrar la forma de hacer que el día a día sea especial, incluso en el trabajo, no dejéis que la semana real se limite al sábado y al domingo. ¿Por qué no salir a tomar algo o a cenar un miércoles? No me digáis que es porque al día siguiente se trabaja, los lunes se trabaja y suelo ver los restaurantes llenos el domingo por la noche. Cada día puede ser el mejor día de vuestras vidas, y así sucesivamente hasta el fin de nuestras afortunadas vidas. ¿Qué bonito sería irse a la cama cada noche pensando que al despertar el día va a ser mejor que el anterior, que ya fue “la leche”, ¿verdad? Está en vuestras manos.

¿Sabéis? Siempre que me sucede algo inesperado, o malo, como queráis, me digo “si esto ha sucedido, es porque algo mejor va a pasar, esto tenía que suceder por alguna buena razón”. Y a mis 27 años, siempre he acertado. No os enfadéis con el destino, simplemente entendedlo como quién entiende a unos padres, no siempre hacen lo que deseamos, pero siempre acaba siendo por un bien.

Hoy va a ser un gran día, y si no lo es, mañana tendréis una nueva oportunidad.

Lo mejor de todo es que siempre habrá un nuevo día. Un día extra.

Un fuerte abrazo.

Joan Gallardo. Fuerza, motivación e inconformismo.
Os regalo esta canción de Kings Of Leon, su primera línea dice
"Quiero decir que aquí estoy yo y voy a cambiar el mundo"

martes, 13 de septiembre de 2011

Hay una luz que nunca se apaga

No siempre he tenido esta zona
media, aquí antes había más de
110 centímetros de grasa.
Otra vida, otro cuerpo.
Os escribo esta entrada justo después de terminar las traducciones de la parte americana de la revista IRON MAN. Sí, además de columnista y colaborador mensual del magazine me encargo del trabajo más oscuro. Si le sumo 5 horas diarias de traducciones durante 2 semanas a las 12 horas de trabajo diario como Entrenador Personal, podéis echar cuentas (y aún me queda un momento para reunirme con todos vosotros en este pequeño y cálido rinconcito de la red).

Confuncio decía: “Busca un trabajo que te guste y no trabajarás un solo día el resto de tu vida”.

La mayoría de vosotros no lo sabéis, pero no siempre me he dedicado a este mundo, he sido tapicero, instalador de sistemas de aires en yates de lujo con 16 años (suena mejor de lo que era, aunque disfrutaba por la simple compañía de mi jefe Sam, un irlandés al que debo gran parte de mi personalidad, además de mi conocimiento en Inglés) y finalmente fui Policía Local. No amaba ninguno de esos trabajos, y cada día era un trago obligatorio que pasar, lo admito, hubo una larga época de mi vida donde levantarme de la cama por la mañana era poco menos que una proeza. Sobretodo cuando ejercía de Policía Local, posiblemente la peor época de mi vida. No me habríais reconocido. Era la amargura hecha carne y huesos, y mucha, mucha grasa. Yo he llegado a pesar 100 kilos, y no precisamente de músculo. He sido un poli gordito e infeliz. Me hizo falta muchas agallas y una apuesta personal de Xisco Serra para dar un vuelco a mi vida, y a mi mentalidad.

Los que me conocen bien saben que hubo unos años donde me podía pasar todo el día durmiendo, perreando, comiendo y jugando a la playstation. Los que me conocen aún mejor saben de una parte de mi vida mucho más oscura.

Pues bien, con esto os quiero decir que nadie está condenado a tener que seguir una vida que no le llena, SIEMPRE podemos cambiar, como suelo decir “hay una luz que nunca se apaga”. Sólo tenéis que estar atentos a la oportunidad, y si no aparece, debéis crearla. Hoy un cliente con algún problema personal me ha dicho que ojalá pudiera robarme algo de mi cerebro, lejos de sentirme halagado le he dado un buen sermón. La fortaleza mental no viene de serie, se entrena como se entrena el pectoral o el bíceps, con constancia, aprendiendo de lo que se hace mal, a base de esfuerzo, lesiones, sufrimiento y capacidad de superación.

Es muy fácil decir “es que yo soy así”. NO. No caigáis en lo fácil y cobarde. La vida es vuestra y siempre tendréis la oportunidad de decidir qué hacer y cómo ser.

Soy el mismo de siempre, pero he tenido épocas de mi vida dónde mi verdadera personalidad estaba tan escondida que tengo la sensación de haber estado sumido en un sueño profundo durante muchos de mis 27 años de vida.

No consintáis pasar los mejores años de vuestra existencia durmiendo, vivid, no sólo existáis.

Joan Gallardo. Fuerza, Motivación e Inspiración.

Ahora sabréis de dónde saco la frase "Hay una luz que nunca se apaga". Obra de arte de la historia de la música.

domingo, 11 de septiembre de 2011

11-S

A veces no nos damos cuenta de la magnitud de los acontecimientos en su primer momento, a veces no nos damos cuenta hasta años después, también debo decir que hay personas que nunca son consciente de lo que realmente ocurre a su alrededor.

Casi me veo obligado a escribir estas líneas cuando hoy hace 10 años, en estos precisos momentos, dos aviones pilotados por islamistas extremistas colisionaban contra el World Trade Center. Otro se estrelló contra el Pentágono y el tercero cayó en medio de una llanura después de que la tripulación de dicho avión luchara contra los terroristas para desviar el aparato de la Casa Blanca o del Capitolio. Ese día murieron más de 3.000 personas inocentes, seres humanos, gente que en su mayoría iba a trabajar. Una vez leí un estudio que sugería que por cada persona que muere en circunstancias inesperadas, 300 personas con relación directa al fallecido experimentan alguno de los diferentes estados de dolor y sufrimiento, pues bien, 3.000x300=900.000 corazones rotos, eso, sumado a la difusión en los medios, millones y millones de almas quebradas. Yo tenía 17 años, y estaba viendo las noticias en directo cuando saltó la noticia. No era capaz de asimilarlo, mi padre, pasó por delante de la televisión y dijo “eso que es, ¿una película?”, yo, poseído ya por mi maldita labia, le dije “Sí, es el drama de la especie humana.” La rabia y el odio me inundaron. Deseaba matar a los terroristas con mis propias manos. Permanecí pegado a la pantalla durante horas, me obligué a ver la realidad, podría haber apagado la televisión, pero quise que mis sentimientos me hicieran madurar un poco más ese día.

Mi rostro permanecía pétreo, mis dientes rechinaban de rabia, hasta que mi rostro rompió en lágrimas en un momento clave, fue cuando la gente empezó a saltar al vacío. Y ya no pude contener el sollozo cuando vi saltar a una madre con su hijo en brazos… Ahora que dentro de un mes y medio voy a ser padre por primera vez, esa imagen se clava en lo más sensible de mi corazón. Jamás había visto tal gesto de amor y protección. Cada vez llegaban más imágenes, bomberos luchando como soldados en el frente de guerra, paramédicos al 120% de su capacidad humana, las torres gemelas desplomándose. Dicen que de un incendio arrasador siempre nace una bella flor. El espíritu de los neoyorkinos se elevó por encima del asesinato cobarde e indiscriminado de 3000 inocentes.

Más tarde, muchas cosas cambiaron, una guerra, política contaminada, hipocresía y ganas de vengarse. Yo las tenía, y las tengo aún, nunca nos podremos cobrar tanto dolor, siempre, poseeré ese odio dentro de mí hacia el terrorismo y deseo que sus fanáticos seguidores tengan una vida infeliz y una muerte lenta y dolorosa.

En la misa en recuerdo de nuestro querido Javi, el cura ha leído un versículo de la Biblia que decía: “hay que perdonar 7 veces 70”. Perdóname Dios, esta vez, deja que guarde mi rencor.

Lamento que hoy no sea una entrada al uso, sobre los temas que suelo tratar, pero ciertas cosas, se vuelven obligatorias, como el recuerdo hacia las víctimas del 11-S.

Descansen para siempre en paz. Joan Gallardo.

Eddie Vedder, líder de Pearl Jam, escribió esta canción pensando en los acontecimientos del 11-S.

sábado, 10 de septiembre de 2011

“Estabas creando una máquina perfecta”

Hoy me vais a permitir que escriba sobre un tema personal, mañana hará un año del fallecimiento de una de las personas más vitalistas, optimistas y alegres que he conocido en mi vida. Además, era, y es, el hermano de uno de mis mejores amigos.

Era la primera vez que alguien cercano a mí se marchaba antes de hora. Recuerdo que me llamo mi hermana, pude notar como el corazón se deslizaba a través de mi esófago hecho pedazos. No me lo podía creer, me sentía impotente, esa es la palabra, era la primera maldita vez que había un problema que no podía solucionar, sólo era capaz de llorar. En esos momentos nos reunimos todos, mis amigos, mi pareja, mi familia, todo el mundo estaba destrozado, todos se sorprendieron cuando me vieron llorar, poca gente lo ha visto, no me gusta.

Javi era además, cliente mío de entrenamiento personal, lo entrenaba una vez por semana, y quería “ponerse como yo, pero que si no es tanto, pues tampoco pasa nada”, tenía un corazón a la altura de su sonrisa perenne. La carretera se llevó un alma llena de luz para dejarnos con una mirada sombría y oscura. El día del funeral fue uno de los más difíciles de mi vida, antes de entrar me encontraba bien, sereno, pero cuando me senté en el banco pude ver a mi amigo Álvaro y a sus queridos padres, me derrumbé, sólo al recordarlo, mis ojos empiezan a empaparse mientras escribo esta odiosa entrada. Al pasar a dar el pésame, su padre me dijo “estabas creando una máquina perfecta”, yo no pude articular palabra pero pensé “No, tu hijo ya era una máquina perfecta con un espíritu perfecto”. El abrazo con mi amigo y sus padres es algo que no podré arrancar de lo más profundo de mi corazón ni en un millón de años, ni quiero.

Ya lo dicen, que Dios quiere cerca a los buenos, pues se llevó a uno de los mejores. Cuídanoslo bien por favor.

Joan Gallardo.


Javi, en el centro, siempre en nuestros corazones y recuerdos.



Esta entrada va dedicada a la memoria de Javier Sánchez quien nos dejó un 11 de Septiembre de 2010, un abrazo infinito a Álvaro y a sus amados padres.





lunes, 5 de septiembre de 2011

El Show Debe Continuar

Hoy, Freddy Mercury habría celebrado su 65 cumpleaños si Dios no hubiera decidido tenerlo cerca para escuchar su divina voz. Era un hombre fascinante, diría que era como un culturista de la música. Era todo pasión, espíritu de superación, un optimista nato, un perfeccionista y alguien que se entregaba en cuerpo y alma a su don.

Me apasiona este tipo de personas, en cierto modo, Freddy Mercury ha ido acompañando grandes momentos de mi vida. En uno de mis peores momentos, donde la pena me inundaba por algunos problemas personales que me empeñaba en hacer más grandes de lo que quizás eran, re-descubrí la canción “Show must go on”. Presté atención a la letra y descubrí una filosofía que desde entonces ha regido el día a día de mi vida. Líneas maravillosas como “mi alma está pintada como alas de mariposa, puedo volar amigos míos”, “mi corazón por dentro está hecho pedazos, mi maquillaje empieza a fallar, pero mi sonrisa siempre estará ahí” o “tengo que encontrar la voluntad para seguir adelante” han pasado a formar parte del ADN de mi alma y siempre me han ayudado a ver que nada es tan duro o doloroso como podemos creer, siempre hay un motivo para seguir adelante, con el show, con la vida.

Otros momentos acompañados con la voz del gran Mercury y la música de Queen, van ligados estrechamente a mi carrera culturista, el primero, mi primera participación en Alcudia, donde gané el trofeo al mejor posador con la gran canción Innuendo, al año siguiente mejoré la coreografía para volver a repetir título por segundo año consecutivo, de nuevo con Innuendo, como no va a transmitir sentimiento una canción que dice “Puedes ser cualquier cosa que desees, simplemente vuélvete en lo que estás pensando querer ser, eres libre, como el tiempo.”

Este año, Queen volverá a acompañarme muy de cerca. Hay tesoros en cada cosa superflua que podáis imaginar, una canción, una película, un libro, un anuncio, un paisaje… La pena es que no siempre estamos viviendo el mundo maravilloso que tenemos delante. Contestadme, y espero que no suene cursi: ¿Cuánto hace que no levantáis la mirada hacia las estrellas? Cómo es posible que haya personas que no miren más de vez en cuando el paisaje más alucinante que una retina humana es capaz de asimilar…

Buscad la magia, os moverá felizmente por la faz de la tierra, no hay más felicidad que vivir, no sólo existir.

Joan Gallardo. Motivación, fuerza e incoformismo.

Gracias Freddy, Happy Birthday.

Era imposible no rendirle homenaje a la mejor voz de la historia del Rock. En el video me podéis ver realizando la coreografia ganadora del Trofeo Ciutat d'Alcudia 2010. Innuendo, Queen.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Promesas

Dice mi película favorita: “Si te sirve de algo, nunca es demasiado tarde o, en mi caso, demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo. No hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa.” (Por si tenéis curiosidad es de “El Curioso Caso de Benjamin Button”)
Por suerte, el ser humano siempre busca mejorar sus aptitudes, no todos lo logran, pero seguro que la mayoría ha tenido ese momento de análisis donde nos decimos “Tengo que conseguir un empleo mejor, tengo que ganar más dinero, tengo que ponerme en forma, tengo que encontrar pareja, tengo que ser más FELIZ.”
La lástima es que ese ejercicio suele quedarse en eso, una crítica cruel y despiadada a lo que ha sido nuestra vida hasta que pasados 10 minutos, nos olvidamos de todo y seguimos con nuestras cómodas vidas. La verdad es que puede ser más confortable conformarse, más fácil, y las personas siempre tendemos a buscar lo fácil, aunque no sea ahí donde reside la felicidad más profunda.
Hay algo peor que todo eso, querer mejorar sin esforzarse esperando que alguien nos ayude. Nos quejamos amargamente de que nadie hace nada por nosotros, incluso en lo más cotidiano de nuestras vidas; esperamos que nos dejen pasar cuando estamos en un paso de cebra, esperamos que alguien nos cuele en la fila del súper, esperamos que alguien nos llame ofreciéndonos el trabajo de nuestras vidas, esperamos que la chica perfecta nos pida el número de teléfono… y hablando sobre el mundo del fitness y el culturismo: esperamos que nuestros músculos se pongan a tope aguantando un birra con un brazo y el mando de la playstation en el otro (Curl de Sedentario se llama) y encima esperamos que las dos pizzas que nos acabamos de comer no nos engorden.
¿No sería mucho más accesible, lógico y motivador conseguir todas esas cosas por nosotros mismos?
¿Os habéis preguntado real y sinceramente que seríais capaces de hacer por vosotros mismos?
¿Cómo esperáis que alguien haga por vosotros lo que no haríais por vuestra propia voluntad?
Os falláis constantemente, sólo os tenéis a vosotros mismos, empezad a quereros mucho más y a empezar a conseguir por vosotros mismos lo que hasta ahora habíais esperado placentera y perezosamente.

Os propongo un juego. Elaborad una lista con 3 promesas que os haréis. Tienen que ser posibles, pero deben requerir cierto esfuerzo y sacrificio. Pueden ser sobre lo que queráis, pero desead cumplirlas, desead mejorar y no os volváis a fallar.
Nada sienta mejor que lo que uno consigue por su propio esfuerzo.
Os dejo algunos ejemplos:
-Me prometo ir 3 veces al gimnasio todas las semanas.
-Me prometo perder 10 kilos en medio año.
-Me prometo ser más simpático y generoso.
-Me prometo no beber alcohol los fines de semana.
-Me prometo ir a caminar 4 kilómetros cada día.
-Me prometo ayudar a otras personas.
-Me prometo dejar de fumar.
-Me prometo decir más “te quiero”.

Yo mientras tanto me prometo seguir intentando ayudar a las personas que me rodean a que el mundo parezca un lugar un poco más “prometedor”…
Un abrazo infinito. Joan Gallardo. Fuerza, motivación e incoformismo.