lunes, 27 de febrero de 2012

¿Y si…?


¿Y si resulta que tenéis el peor metabolismo de la historia?
¿Y si resulta que simplemente, estáis predestinados a cargar con la carga del sobrepeso sobre vuestras vidas?
¿Y si resulta que, como lleváis años diciendo, no tenéis nada de fuerza de voluntad?
¿Y si resulta que es cierto que el componente hereditario, en vuestro caso, es insalvable?
¿Y si resulta que, inevitablemente, la vida os empuja a comer para olvidaros de vuestros problemas?
¿Y si resulta que sólo la comida os hace felices?
¿Y si resulta que no hay nada que hacer?
¿Y si resulta que nacisteis sin abdominales?
¿Y si resulta que es verdad que a vosotros “os engorda” todo?

Vaya…menudo panorama. No sabría qué hacer, ni qué deciros. Muchas adversidades para un proyecto tan grande. Parece ser imposible ver la luz entre tanta penumbra. Pero…

¿Y si resulta que vuestro cuerpo funciona fisiológicamente casi igual que, por ejemplo, el mío?
¿Y si resulta que os digo que el metabolismo puede acelerarse de igual forma que puede ralentizarse?
¿Y si resulta que la fuerza de voluntad no es más que una habilidad que puede entrenarse, y ergo, mejorar?
¿Y si os digo que mi padre pesaba 55 kilos a los 24 años?
¿Y si resulta que la vida es demasiado bonita como para que la comida sea lo único que puede mejorarla?
¿Y si resulta que la comida es sólo gasolina?
¿Y si resulta que aún no lo habéis intentado realmente ni una sola vez en vuestra vida?
¿Y si resulta que vuestros abdominales están en el banquillo deseando salir a jugar?
¿Y si resulta que, sin ninguna duda, tenéis el potencial?

¿Y si resulta que esto es la vida y que sólo vosotros, por suerte, tenéis el control sobre ella?

¿Y si resulta que vuestra mente, posee el control de vuestro cuerpo y sois realmente capaces de llegar donde queráis?

¿Y si resulta que la vida siempre nos da la opción de luchar…?

¿Y si resulta que la vida es maravillosa…?

Controlad vuestra mente, disfrutad de vuestro cuerpo.

Joan Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.

martes, 21 de febrero de 2012

Una roca en mitad del camino, ¿Salto o me doy de lleno? Parte II.


En esta segunda parte de los “fallos repetidos”, veremos una serie de conductas que no pocas veces han acabado en el abandono del cliente. Se centran en la terrible habilidad del ser humano para crearse excusas y auto-engañarse.

En el despacho del XS Fitness Club me han llegado a jurar por sus hijos que no se habían saltado la dieta después de haber engordado 1,5 kgs en una semana. Yo mismo me he llegado a  jugar mi ajado coche contra un cliente que prometía haberlo hecho todo bien y que finalmente confesó no haber hecho ni un solo día completo de dieta estricta. En compañía de mi jefe y mejor amigo Xisco Serra hemos visto de todo, conocemos todas las excusas posibles, y aún así hay personas que piensan que poseen la original. Pues no, las he oído todas. Personalmente me hace mucho más feliz que me digan “mira Joan, no he cumplido, pero a partir de hoy me voy a esforzar al 100%”. Algo que se repite en los clientes que han logrado los cambios físicos más espectaculares es la sinceridad. Cuando una mujer se despoja de pretextos y admite su presente y su realidad, puede lograr el físico que desee. Lo mismo sucede con los hombres, los que han dado la cara entrenamiento tras entrenamiento han logrado el cuerpo que no podrían ni soñar no ha mucho tiempo.

Tristemente hemos adquirido la rara y poco sana costumbre de sacudirnos las culpas como quién se quita una mota de polvo de la chaqueta. Vivimos en una sociedad en la que si un profesor castiga a un alumno, el padre del mismo se planta en su despacho para amenazarlo de muerte, o incluso para agredirle. Aparcamos en lugares prohibidos y nos comemos al policía que nos multa. Salimos a la calle y si llueve maldecimos al cielo.

Veamos dichas conductas, seguro que os veis reflejados en ellas. Lo sé porque he pasado por ahí. Nadie nace con una fuerza de voluntad perfecta:


-Saber perder: El enfado de un cliente que no consigue el resultado deseado sólo es comparable al nivel de su justificación. Mi trabajo es muy sencillo desde el punto de vista teórico: calorías + tipo de alimento + gasto calórico= éxito. Lo difícil es conseguir que dichos clientes se apliquen al 100%. Pero claro está, cuando alguien paga por algo, sobreentiende que todo debería ser más fácil, o en otras palabras, tener un entrenador personal no asegura el éxito, es más sencillo, pero yo sólo ofrezco la mejor pala y el mejor pico, no voy a construir la casa. Siempre que perdamos alguna partida del juego de la vida, deberíamos aceptar nuestra derrota y aprender de ella. Es lo que llaman experiencia. Experiencia es aprender, no vivir.

-Falta de un buen Motivo: Un gran error, en este mundo se suelen necesitar grandes motivos para lograr grandes cosas. Debéis encontrar algo por lo que moveros antes de echar a andar. Da igual la fuente. Un buen motivo puede ser lograr descubrir esos abdominales que jamás habéis logrado ver. Dar celos a vuestra ex puede ser un gran acicate. Que el guaperas de turno se fije en vosotras puede lograr que la cinta de andar haga más kilómetros que nunca. No importa. Siempre digo que “el fin justifica el motivo, no el medio”, casi como Maquiavelo.

-Pérdida de la Perspectiva: Un punto importantísimo, vital. Jamás debemos perder la perspectiva, no ayuda nunca. He visto como hombres que sólo medio año atrás portaban un sobrepeso de 20 kilos se quejaban de que los abdominales inferiores se resistían a salir. Es como el empresario que pasa de ganar 6000€ a ganar 4000€ en plena crisis, y se queja. Hay que aprender a mirar la vida desde lejos, con una amplia visión, donde podamos ver claramente el pasado, el presente y el futuro inmediato. ¿Quién no firma perder 15 kilos en un año? ¿Cualquiera verdad? Pues la verdad es que después de pocas semanas, mis clientes desean perderlos en un par de meses. Es lo que tiene descubrir la facilidad y sencillez del camino, que provoca impaciencia y ganas de correr. Recordad de dónde venís, dónde estáis y dónde se encuentra vuestra meta.

Ahora ya conocéis los mayores errores en el mundo del fitness y el bienestar. Sin duda debería ser más sencillo conociendo qué no conviene hacer. Ahora sí, ya sabemos que el humano es el único animal capaz de tropezar 2 veces en la misma piedra. Pensamiento optimista, el ser humano es capaz de tropezarse una y otra vez con la misma piedra.

Prestad atención al siguiente vídeo, además de inspirador, carga de esperanza y de amor. No apto para lacrimógenos.

Joan Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Una roca en mitad del camino, ¿Salto o me doy de lleno? Parte I.


¿Hubiera sido Hércules el heroico Hércules sin los leones, los tigres, los bandidos y demás escollos de los que libró a la tierra? ¿Habría servido de algo sus musculosos brazos, paciencia absoluta o determinación imponente?
La vida nos suele pedir que hagamos uso de nuestras mejores habilidades, es la forma en la que al final podremos decir: “He luchado toda mi vida por lo que tengo.” No existen batallas ganadas desde el sofá de casa. Si así fuera, ¿qué valor tendría? No existe el mérito sin lucha. No hay victoria donde no hay dificultad. No hay día sin noche.

A lo largo de mi experiencia como Entrenador Personal, he podido observar una serie de conductas negativas que se repiten una y otra vez en mis clientes, es lo que yo llamo, “Fallos repetidos”. Por muy diferentes que sean las personas, suelen coincidir en dichos “fallos”. Para que os sirva de ayuda y sepáis que todo tiene solución y que no sois una excepción. Voy a comentarlos uno a uno:

-Pereza: En este punto es donde os remito a la entrada “Piloto automático”. Hablo largo y tendido sobre ello. Observo, muy a mi pesar, como la pereza suele invadir las mentes de mis clientes a poco que el entorno se vuelve ligeramente adverso, “es que no tenía pollo en casa, así que me pedí una pizza”. Con ir a hacer la compra antes de llegar a casa habría sido suficiente. “Es que llovía y no pude ir al gimnasio”. No estamos en el Amazonas, existe un invento milagroso de alta tecnología llamado paraguas que suele ir bien en estas condiciones, tan extremas.

Lo único que debéis hacer cuando la pereza esté a punto de convertir vuestras posaderas en sacos de plomo es moveros, eliminar de raíz ese mal pensamiento, ir al gimnasio casi en el mismo instante en el que estáis pensando en no ir, empezar a cocinar lo que os toca para cenar cuando sintáis el deseo de llamar a Telepizza. Si lo pensáis, en realidad no es un ejercicio nuevo para vosotros, lo hacemos a diario. Pensad cuando tenéis ganas de estrangular a esa maleducada que siempre se cuela en la cola del súper… y no lo hacéis (espero).

-Impaciencia: Vamos con otro error estrella, la impaciencia es, sin duda, una mala compañera de viaje. Muchas veces he visto potencial desaprovechado donde la paciencia habría obrado milagros. Jamás creo que sea capaz de aprender un idioma que no he hablado en 27 años en un mes, parece un pensamiento bastante lógico. Pues bien, muchos de mis clientes quieren perder en uno o dos meses los kilos de grasa que llevan acumulando varios años. La impaciencia sólo consigue difuminar la realidad, desanimar y hacer que nuestro camino se convierta en tortuoso donde podría existir un placentero viaje hacia la auto-superación.

-La gula: Pecado capital incluso, como la pereza. Desde hace siglos que tienen claro que no es algo bueno. Sin embargo, vamos a ser cabezones, que eso si que es algo que nunca pasa de moda. En este punto la ecuación se vuelve muy sencilla: El problema número 1 de mis clientes es su sobrepeso, que viene dado en su mayoría por unos hábitos nutricionales del todo indeseables; frituras, grasas, hidratos en exceso y sobre todo, el dulce. Me parece cuanto menos irónico que el causante del sobrepeso de mis clientes sea el denominador común de sus rendiciones. Es decir: “Mi sobrepeso se debe a que como muchos dulces. Odio mi sobrepeso. Hoy no tengo ganas de hacer dieta. Voy a comer dulces.” ¿No lo pilláis? “Estoy harto de que me duela la mano de los martillazos que me doy en el trabajo. Hoy no quiero ir con cuidado con el martillo. Voy a darme un par de golpes con el martillo.” Caemos una y otra vez en conductas nocivas para todos los aspectos de nuestras vidas. Odiamos nuestro peso pero lo agravamos para sentirnos mejor por un breve espacio de tiempo (lo que tardamos en perder el sabor en la boca) para sentirnos mucho peor después. Culpable, triste, rendido, desanimado, débil. ¿Otro bocadito de pastel?

En la próxima entrada seguiremos desgranando los errores que hacen que un gran objetivo se convierte en un titánico fracaso. De momento sabéis que si nos deshacemos de la pereza, de la impaciencia y de la gula todos nos irá un poquito mejor.

¿Estáis sacando lo mejor de vosotros mismos?

Joan Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Vivir Fuertemente


A veces me pregunto qué separa el fracaso del éxito. ¿Es una pequeña línea la que separa dos palabras tan cruelmente opuestas? ¿O más bien se trata de una serie de circunstancias concretas llevadas a cabo a lo largo de mucho tiempo? Prefiero pensar que la segunda pregunta abarca más respuestas, me niego a pensar que el fracaso y el éxito sean parientes cercanos.

Muchas veces nadamos entre la mediocridad pensando que un pequeño cambio conseguirá poner el timón rumbo hacia cotas más altas, hacia una vida mejor. Creo que en algún momento de mi renegado pasado llegué a pensar así, o peor. Confiamos en el “efecto mariposa”, un pequeño vuelo de una mariposa puede provocar un huracán en la otra punta del mundo. Bueno, yo opino que esta mariposa sufre de egolatría.

No, no  puede ser. Quiero pensar que cualquier cosa buena que nos suceda es la consecuencia de nuestros actos y esfuerzos. Lo quiero así porque dándole la vuelta a la frase podré ver que si aúno actos + esfuerzo algo bueno deberá sucederme.

En ocasiones, os confesaré, mi paciencia irrita. Mi tranquilidad sigue parsimoniosa incluso en los malos momentos. Siempre que me enfrento a una situación complicada me obligo a pensar: “vale, no pasa nada, si me encuentro en esta tesitura es porque algo en algo muy bueno tiene que desembocar.” Hasta ahora, SIEMPRE, he tenido razón. Si en alguna de esas situaciones hubiera empezado a encabritarme o a ponerme nervioso, el destino me habría dado la espalda. Si  ante una situación negativa, mostramos una actitud igual, el resultado será terrible. No puedo evitar aplicar la lógica más simplista a esta ecuación. Si alguien me da una bofetada y yo le doy otra, seremos dos personas magulladas. Fatal.

Si Lance Armstrong, ganador de 7 Tours de Francia consecutivos,(por cierto su apellido quiere decir “brazo fuerte”) no hubiera reunido la fuerza necesaria para superar  un terrible cáncer de testículos a los 25 años que se extendió como un Conquistador en pulmones y cerebro habría muerto. Y ni el mejor médico, oncólogo o cirujano del mundo le habrían salvado. No sobrevivió por la medicina, su esperanza y positividad lograron darle la razón a ese fantástico término llamado “FE”.

Leí hace unos años una entrevista con el cirujano que le operó, dijo lo siguiente: “Le dije a Lance que tenía un 40% de posibilidades de vivir, le mentí, sólo quería darle esperanzas porque podía ver que su vida pendía de ellas. En realidad nunca he visto a nadie sobrevivir a una metástasis múltiple como la que sufrió él.”

El alma, el corazón, la fuerza interior y la mente dominan nuestro vano envoltorio. Si siento que puedo lograr algo, es que puedo hacerlo. Si vosotros deseáis algo con la suficiente fuerza y deseo, podéis empezar a darlo por hecho. No existe un deseo fuerte sin una gran disposición al esfuerzo para conseguirlo. Si alguna vez no habéis puesto el esfuerzo necesario en algo, es porque seguramente, no lo deseabais con la suficiente vehemencia.

Ya queda menos para que termine el frío, queda mucho pero un día menos.

“La risa es el Sol que ahuyenta el Invierno de los rostros de las personas”
-Victor Hugo

Sonreíd por favor.

Aunque no seáis inglés. El idioma del amor es universal, y este vídeo rebosa de amor.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Una Auto-Derrota


Leí una vez a un escritor decir que no había necesidad, por grande que pareciera, que justificara inventar una excusa:
 "Tus amigos no las necesitan y tus enemigos no las van a creer de todas maneras, entonces para que darlas."

Sólo hay algo peor, darse una excusa a uno mismo.

Ahora que la ola de frío nos dejará una blanca tarjeta de visita, veo venir otra ola, la de las excusas.

“Es que hace mucho frío para ir al gimnasio.”
“Es que en casa se está mejor.”
“Es que me puedo constipar.”
“Es que puedo patinar y caerme en la calle.”
“Es que ese copo de nieve malvado va derecho a mi ojo y podría quemarme la córnea.”

Vaya, y todas parecen buenas, ¿verdad? Una excusa es una conversación con nuestra mente en la que simplemente estamos deseando rendirnos.

Abdicar ante la excusa es como escupir hacia arriba, un tiro en el pie, un beso en el espejo.

Sólo vosotros tenéis la capacidad para renunciar a ellas, para sobreponer vuestra capacidad de acción y vuestra fuerza de voluntad. No esperéis que un discurso motivador haga milagros, no. Sería como dar capas de pintura sobre un coche oxidado.

No hay nada peor que la auto-rendición por naturaleza. Muchas veces he oído decir “Yo soy así, no puedo controlarlo ni hacer anda al respecto.” Qué rabia, qué mentira. La excusa es cómoda y ofrece una calidez helada. Falsa.

Cada vez que abráis el paraguas de la comodidad estaréis perdiendo lo más preciado de la vida, el tiempo. Cada día que no actuéis será un día menos en la búsqueda de la felicidad absoluta. Y no sólo hablo de la consecución del físico de vuestros sueños, va más allá, hablo de la vida y de todas las cosas que valen la pena. Porque debéis tenerlo claro, las cosas realmente importantes de la vida requieren un gran esfuerzo, para conseguirlas, y sobre todo, para mantenerlas.

Un helado abrazo.

Joan  Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.
"Come on now, you knew you were lost,

but you carried on, anyway"

"Vamos, sabías que estabas perdido,
pero seguiste adelante de todas formas"