viernes, 6 de diciembre de 2013

Pedir Perdón, Perdonar.

Hoy ha muerto uno de los hombres del último siglo, Nelson Mandela. Y si algo me viene directamente al pensamiento al escribir sobre él es la palabra PERDÓN. Para mí Mandela representa como nadie el gesto puro de perdonar, de ser injustamente tratado y ser capaz de deshacerse del tentador odio para convertirlo en un verdadero acto de perdón. Envidio esa capacidad.

Hay dos tipos de personas en el mundo, los que siempre piden perdón y los que siempre perdonan.

Ojalá no fuera así, en mí caso particular siempre intento pensar mucho en cómo se siente el ser humano que se encuentra cerca de mí de modo que no pueda ofenderle ni herirle al hablar o hacer algo. Suelo buscar la forma más rápida y eficaz de no invadir los sentimientos de nadie, por eso he tenido que pedir perdón muy pocas veces en mi vida. Y quizás por eso, porque pienso mucho en los demás, me cuesta perdonar cuando no lo hacen conmigo.

Me gustaría ser como Mandela en ese aspecto.

Cuando era niño siempre me llevaba galletitas con un par de onzas de chocolate al colegio para merendar y siempre preguntaba a los otros niños si querían, un día llegamos tarde y olvidé la merienda en casa, al llegar al patio no tenía qué comer, pedí un poco de merienda a los otros niños y nadie me dio. Estuve 2 semanas sin hablarle a nadie. Supongo que es uno de mis defectos más grandes. Un defecto que equilibra la virtud de la empatía. Esta claro que no sé sentarme en dos sillas a la vez.

Y vosotros: ¿Perdonáis tanto como pedís perdón?

Ojalá fuéramos todos un poco Madiba.

Joan Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.

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