lunes, 6 de febrero de 2012

Vivir Fuertemente


A veces me pregunto qué separa el fracaso del éxito. ¿Es una pequeña línea la que separa dos palabras tan cruelmente opuestas? ¿O más bien se trata de una serie de circunstancias concretas llevadas a cabo a lo largo de mucho tiempo? Prefiero pensar que la segunda pregunta abarca más respuestas, me niego a pensar que el fracaso y el éxito sean parientes cercanos.

Muchas veces nadamos entre la mediocridad pensando que un pequeño cambio conseguirá poner el timón rumbo hacia cotas más altas, hacia una vida mejor. Creo que en algún momento de mi renegado pasado llegué a pensar así, o peor. Confiamos en el “efecto mariposa”, un pequeño vuelo de una mariposa puede provocar un huracán en la otra punta del mundo. Bueno, yo opino que esta mariposa sufre de egolatría.

No, no  puede ser. Quiero pensar que cualquier cosa buena que nos suceda es la consecuencia de nuestros actos y esfuerzos. Lo quiero así porque dándole la vuelta a la frase podré ver que si aúno actos + esfuerzo algo bueno deberá sucederme.

En ocasiones, os confesaré, mi paciencia irrita. Mi tranquilidad sigue parsimoniosa incluso en los malos momentos. Siempre que me enfrento a una situación complicada me obligo a pensar: “vale, no pasa nada, si me encuentro en esta tesitura es porque algo en algo muy bueno tiene que desembocar.” Hasta ahora, SIEMPRE, he tenido razón. Si en alguna de esas situaciones hubiera empezado a encabritarme o a ponerme nervioso, el destino me habría dado la espalda. Si  ante una situación negativa, mostramos una actitud igual, el resultado será terrible. No puedo evitar aplicar la lógica más simplista a esta ecuación. Si alguien me da una bofetada y yo le doy otra, seremos dos personas magulladas. Fatal.

Si Lance Armstrong, ganador de 7 Tours de Francia consecutivos,(por cierto su apellido quiere decir “brazo fuerte”) no hubiera reunido la fuerza necesaria para superar  un terrible cáncer de testículos a los 25 años que se extendió como un Conquistador en pulmones y cerebro habría muerto. Y ni el mejor médico, oncólogo o cirujano del mundo le habrían salvado. No sobrevivió por la medicina, su esperanza y positividad lograron darle la razón a ese fantástico término llamado “FE”.

Leí hace unos años una entrevista con el cirujano que le operó, dijo lo siguiente: “Le dije a Lance que tenía un 40% de posibilidades de vivir, le mentí, sólo quería darle esperanzas porque podía ver que su vida pendía de ellas. En realidad nunca he visto a nadie sobrevivir a una metástasis múltiple como la que sufrió él.”

El alma, el corazón, la fuerza interior y la mente dominan nuestro vano envoltorio. Si siento que puedo lograr algo, es que puedo hacerlo. Si vosotros deseáis algo con la suficiente fuerza y deseo, podéis empezar a darlo por hecho. No existe un deseo fuerte sin una gran disposición al esfuerzo para conseguirlo. Si alguna vez no habéis puesto el esfuerzo necesario en algo, es porque seguramente, no lo deseabais con la suficiente vehemencia.

Ya queda menos para que termine el frío, queda mucho pero un día menos.

“La risa es el Sol que ahuyenta el Invierno de los rostros de las personas”
-Victor Hugo

Sonreíd por favor.

Aunque no seáis inglés. El idioma del amor es universal, y este vídeo rebosa de amor.

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