“Hay
que luchar y seguir luchando aunque sólo sea previsible la derrota”
-Mao Zedong.
Dejando de lado posibles tintes bélicos esta cita supone la declaración
perfecta del estilo de vida que cada ser humano debería adquirir como propia.
Normalmente sólo luchamos por algo si creemos firmemente que vamos a
conseguir la victoria, si observamos un atisbo de derrota en el horizonte puede
que ni tan siquiera nos prestemos a la batalla. Error.
No puedo evitar emocionarme cuando veo una carrera de atletismo de larga
distancia. Veréis cómo siempre hay una corredora que se rezaga del resto, se ve
que llegará la última a varias decenas de segundos que la campeona. Aún así,
entrará esprintando a la meta. Mucha gente diría “si yo soy ella me retiro,
total, no va a ganar y lo sabe desde el segundo 30 de carrera”. Que levante la
mano quien no haya pensado así nunca. Pues os diré que esa es realmente la
lucha que importa, la que tiene consigo misma, esa es su deuda, su pelea y no existe
nada más valioso que dar lo mejor que cada uno tiene dentro, aunque sepas que
no vas a ganar.
No hay mayor inspiración que la auto-superación. OS LO DEBÉIS. |
Las derrotas son el germen de futuras victorias.
¿Habéis tropezado alguna vez con una piedra en mitad de la calle? ¿Cuál es
el paso que disteis que os hizo tropezar? ¿El que precedió el tropiezo o el
primer paso que lanzasteis a la calle?
No sabemos dónde puede gestarse la derrota, pero sí dónde se forman las
victorias.
Se acerca el verano, hay tiempo, pero puede que sea muy absurdo negar la
evidencia de que este verano no sea el vuestro. No os desaniméis, si en vuestra
mente sólo aparece el verbo “luchar”, este verano puede ser el riego del
próximo.
Olvidaos de fechas, estaciones y momentos, que cada día sea una contienda
luchada y ganada, al final no habrá resquicios para el fracaso.
Joan
Gallardo. Fuerza, Motivación e Inconformismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario