Todo el mundo debería entrenar. Me suele venir a la cabeza ese pensamiento cada día, entreno a unos 7 clientes al día de media, y veo como sus ojos se llenan de fuego y sus dientes se aprietan como placas tectónicas. La mayoría de ellos son gente sin un potencial superior, ni una fuerza de voluntad titánica, pero cuando se ponen en mis manos, sacan lo mejor de ellos, cada uno a su nivel, pero siempre al 100%. No puedo evitar pensar "Si mantuvieran este nivel el resto del día de sus vidas...el mundo sería un lugar mejor."
Ayer, una clienta de 17 años me mostraba orgullosa una foto del día antes de contratarme y una de hace dos días, en apenas un mes y medio, 8 kilos menos de grasa y muchos kilates de calidad de vida y felicidad. ¿Superficial? Su sonrisa no lo era. Todo el mundo debería entrenar.
Foto: Juan Antonio Cabrera después de un entrenamiento de campeón.
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